lunes, 13 de agosto de 2018

Soy del caribe colombiano, es decir, costeño

Por: Mario Barboza

Soy oriundo de la zona norte de Colombia en donde se da valor a la palabra, a la sincera amistad y a tomar la vida con "suavena". En la región caribe se dicen vulgaridades (también llamadas "malas palabras") no para ofender o insultar, sino, para dar calidez a las conversaciones. Un ejemplo de ello, "¡Juancho hp!, ¿como estás primo?" Quien recibe ese caluroso saludo le puede responder, "Bien, malparido ¿y tu?" Repito, nada personal... sólo calidez y queridura. Cabe recordar que a todo aquel al que no le recordamos el nombre, le solemos llamar "Juancho".

Los costeños le damos sentido a lo simple, nuestros manjares tienen ese toque de entre sublime y exagerado. Entre los muchos manjares, se encuentran el mote de queso. Que no es otra cosa que la sopa del ñame, con cebolla, bleo, suero costeño y por supuesto queso. Una exquisitez!, la posta cartagenera, el güandul, el patacón de guineo, el friche, la viuda de bocachico, pargo frito, el dulce de mamón, la cocada de ajonjolí, etc. Coinciden todos en su simplicidad pero sobre todo, en su gran sabor.

En mi región se acortan o se exageran las palabras para burlar el idioma castellano y para dar fluidez y agilidad a lo que se conversa, así como para centrarnos en lo verdaderamente importante. Por ejemplo decimos "mi compae" (mi compadre), "godpe" (golpe), "transpodte" (transporte), "tatsi" (taxi), "cuadro" (amigo), en fin.

Algo importante de mi región caribe es que hay términos que sirven para todo. Uno de ellos es el famoso "ajá", el cual además de haber sido utilizado por una famosa en un comercial de bebida energética, significa entre muchas cosas: si, por supuesto, sigue contando, te pillé, ¿qué? Es increíble que un término tan corto tenga múltiples significados regionales.

A los costeños nos han dicho que nuestra primera novia no fue una chica sino un animal, que somos parranderos eternos, flojos pertinaces (aunque algunos desconocen los permanentes 34 grados de temperatura), "bulleros" y exagerados al contar las nuestras historias, pero aun así, somos los que le ponemos sabor a las fiestas, "mamamos" y no "chupamos" trago, tenemos la mejor conversación, la mejor expresión sincera de amistad y siempre, siempre, una sonrisa en el rostro a pesar de cualquier circunstancia. Y algo clave, no se nos "vuela el bloque".

Por último, nos encanta la bacaneria (tomar la vida como viene, sin sobresaltos y con felicidad). Somos saludables como el "alka seltzer", vistosos en el vestir, llamativos en el andar, "agüajeros" por doquier, denotativos en el tono de voz, pero ante todo, grandes, singulares y buenas personas ¡Felices!

PD: Si tienes por amigo a un colombiano del caribe, cuídalo y bendicele como él lo hace!

Recuerda que Jesús era costeño ya que usaba abarcas en sus pies, vivió cerca del mar, comió siempre pescado y montó en burro.